(Aparecido en paniko.cl) Una pincelada gruesa por Venice y el Downtown de Los Angeles, Hollywood, Inglewood y toda la demencia que rodea los dos fines de semana en que el festival Coachella se toma California, como si pusieran una aspiradora en la mitad del desierto de Indio.
26.4.12
24.4.12
Radiohead y hacer desconocido lo conocido
(Aparecido en paniko.cl) Dicen que de cerca tienen los párpados hinchados. Que desde comienzos de mes -y de gira- que se nota el jet lag entre los seis Radiohead. Sobre un escenario es otra cosa.
1.4.12
Ritmo Machine: sí, maestro
(Aparecido en paniko.cl) El Perry’s stage es una caverna tribal, oscura, húmeda, refrescante. Un Zion desmarcado del paisaje “originario” de esta edición, con selknams de Tierra del Fuego gigantes y diabladas de La Tirana fintando la gravedad en zancos, imponiéndose en gigantografías que cuelgan de las estructuras de los dos escenarios más grandes ahí en la explanada del parque. Logrando escenas tan surreales como ver a Alex Turner rodeado de diablos de Pozo Almonte y a Björk Guðmundsdóttir entre enormes yaganes.
Gustavo Cordera: el loco de Avellaneda
(Aparecido en paniko.cl) Mucho antes del pequeño gran viral de esta edición 2012 de Lollapalooza, lo de Gustavo Cordera fue el comienzo de la fiesta en las brasas del Parque O’Higgins. El segmento de los ritmos populares, con el sol pegando fuerte y refractado en millones de cristales de smog, fue el espacio que el año anterior catapultó a Chico Trujillo hasta la mismísima edición estadounidense del evento y, aunque la exigua crítica musical resaltó la imagen que dio la vuelta a Argentina, con Cordera en pelotas como lo más importante del show, lo del reconocido hincha de Lanús ya era práctica común del otro lado de la cordillera hace un tiempo, sea viendo a los de Granate en el Néstor Díaz Pérez o, sobre todo, cuando disparaba contra lo que consideraba injusto al frente de la Bersuit Vergarabat.
Surtek Collective: perreo mental
Pum pum pum pum pum pumzt pum pum pum pum pum pum pum pum pum pum pum pow-tssstz-pum, dos rubias de shorts invisibles entran cuando veinte desconocidos dejan la oscuridad del Perry’s stage y la cancha se vacía en esa proporción y el círculo se hace más íntimo como una cofradía nocturna, porque Surtek Collective es eso también: una amistad de dos usuarios que intercambian plugins y datos sobre equipos de grabación y que, por separado, además, publican bajo la etiqueta de distintos proyectos que van desde el Pop a los rankings de las revistas especializadas de electrónica impresas en Europa y sellos discográficos con nombres que pocos pueden pronunciar, y están los beats pegados y aparecen sus identidades sobre el escenario, con Sanfuentes marcando el pulso de esta música que va mutando como su baile contagioso y al lado está Schmidt que parece más preocupado de tocar un sincopado que se muestra difícil de volver a reproducir en vivo o hasta de memorizar y, todavía de más cerca, los acentos extranjeros y las banderas regionales que también explican quién es ese demostrativo público que los baila.
Subscribe to:
Posts (Atom)